La horrible apatía es nuestra asesina
Sin patriotas ya dejamos todo el peso
A la voluntad de los dictan el proceso
Fuerza infernal que ahora nos domina
Crece la miseria de todos los de abajo
Se multiplican fortunas de los de arriba
Estamos inermes ante fuerza tan altiva
Y han cortado el futuro de un solo tajo
Ricardo Valenzuela
Cada noche después de la batalla veo tu gesto
Ese hermoso rostro que sé arrullará mi sueño
Me invadirá esa euforia soñando soy tu dueño
De tu soledad, sueños, amor, vida y todo esto
Y en mis sueño te juro no abandonar mi puesto
De guardián de tu vida, tu presente y tu destino
Lo que juramos al chocar aquellas copas de vino
De amarnos siempre como yo te lo he propuesto
De tanto pedir todos parabienes
De nunca aceptar lo que ya tenía
De tanto escuchar aquella homilía
Me dije a mi mismo todo lo tienes
De tanto pedir tantas concesiones
De tanto sufrir por lo que no tenia
Murió mi fe, esperanza y mi alegría
Y nada encontré en estos rincones
De tanto escalar sierras tan altas
Buscando tesoros en la gran altura
Me di cuenta lo único que perdura
Son obras buenas nunca tus faltas
De tanto vivir sin ese asentamiento
De tanto vagar sin patria y sin tierra
De tanto buscar paz encontré guerra
Los años arropan sin consentimiento
De tanto beber de diferentes botellas
De tanto vivir en esas tierras extrañas
Tanto tiempo y gente de malas mañas
Entendí son pocas las historias bellas
De tanto vivir entre puros asaltantes
Que a diario salen a cazar sus presas
No importa sean flacas o muy obesas
Buscados por ser los ideales votantes
Amistad, a tu salud yo levanto mi copa
Pues tú siempre fuiste la fuerza natural
Fuiste mi pacto con tanta gente señorial
Y avanzar al lugar que la vida nos evoca
Con ellos pude conocer toda la vida loca
Años tan verdes en los que nunca frenas
Y quedaba atrapado en pesadas cadenas
Pero siempre sería liberado por mi tropa
Ricardo Valenzuela
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Ella era bella pero también impía
Provocadora única y profesional
Gran tentación siempre imparcial
La gran agitadora que todo fingía
Conocerla era la aventura sombría
Penetrar una la región tan incierta
Donde habita la esperanza muerta
Inhóspita región tan gris y muy fría
Ricardo Valenzuela Torres
Al perder un amigo siempre se agita
El cuerpo y el alma de sus hermanos
Y al recordar viejos tiempos lloramos
Y sabemos que ya no llegará a la cita
Otra bella flor ahora se nos marchita
Y que ya nunca veremos sus colores
Su familia desconsolada por dolores
Y sabemos en su cuerpo ya no habita
Ricardo Valenzuela
Cuando yo me vaya no quiero los invada la tristeza
Porque me iré rodeado de amor, en paz y satisfecho
La vida me ha dado tanto, tal vez sin tener derecho
Me dio cielo, mar y lo más hermoso de la naturaleza
Me dio el amor de mis hijas, un amor de gran pureza
Hizo realidad esos sueños de mis grandes aventuras
Me dio valor ante las penas de toda clase y estaturas
Armas y combatir en la vida con valor y con certeza
Cuando la ruta de la vida ha sido larga
Volteas hacia atrás y ves lo avanzado
Se te acumularon los años del pasado
Ya es cuando la nostalgia te embarga
Y la vida se convierte en un gran peso
El final de la ruta será lo que te fustiga
Desesperado buscas alivio que impida
Pues el peso del equipaje es un exceso
Ricardo Valenzuela
Y así tiré lejos todos los despojos
De recuerdos y tantas amarguras
Y mi espacio permanece a oscuras
Ya no tengo ni el brillo en mis ojos
Juro y no volveré a tender la mano
Lo que yo toco yace luego en ruinas
Tenderla siempre me clava espinas
Así me doy cuenta todo fue en vano
Ricardo Valenzuela
Cuando la mar y cielo están en calma
Mansas olas nos arrullan con dulzura
Nuestra mente despierta y estructura
Así el cuerpo es invadido por el alma
En el jardín habrá brotado esa palma
Que todos pensamos estaba ya muerta
Pero su luz ahora ilumina esta huerta
La vida con esa divinidad se ensalma
No me gusta recordar algunas historias
Pues me sepulta aquel duro sentimiento
Corre luego mi desbocado pensamiento
Cual filosa daga me hieren las memorias
Me reclaman el haber perdido las glorias
Me llevan al pasado del hombre sufriendo
Cuando triunfos estaban desapareciendo
Cortesía de vida entre la basura y escorias
Un corazon sin amor no puede trascender
Hacia esa vida que soñamos fuera posible
Así construir nuestro castillo indestructible
A quien lo encuentre le dará un gran poder
Pues el amor verdadero nos ayudará crecer
Nos dará las armas que nos hacen infalibles
Nos dará poder para ver todos los invisibles
Nos hará ver siempre lo bello del amanecer
Ricardo Valenzuela
No hay concepto más agredido que coraje
Pues lo usamos sin conocer su significado
Lo repetimos como tanto juez y su jurado
Invadiendo ese espacio del buen lenguaje
Acudimos a él como un sediento al aguaje
En medio de enorme desierto tan infernal
Vociferamos si saber está bien o está mal
Pero siempre cubiertos con ese camuflaje
Contigo aprendí de nuevo reír
Aun ante esas viles asperezas
A llorar si me invaden tristezas
Y nunca más temer al porvenir
Contigo aprendí siempre a subir
Esa escalera hacia nuevo paraíso
Tratar que todo sea más preciso
Y nunca más mi ruta interrumpir
Una amiga que considera soy un manantial
De granes experiencias en vida tan intensa
Y, según ella, uno de esos pocos que piensa
Me pide un consejo, pero exijo no sea oficial
Llorar, sufrir, maldecir y siempre acordarse
Jamás conformarse cuando algo se trunca
Nunca aprender el significado de ese nunca
En esa ceguera jamás llegar a conformarse
El amor es la fuerza más poderosa de este mundo
Que siempre está luchando contra tantos enemigos
El odio, pasiones, las envidias que solo son hastíos
Porque no permiten que se arraigue en lo profundo
Un sentimiento tan natural como el del vagabundo
Y Para entregarse no exige demasiadas condiciones
Porque no es voraz ni egoísta como son las pasiones
Es generoso, limpio, espiritual, siempre muy fecundo
Ricardo Valenzuela
Del tiempo yo siempre he sido consentido
Ha sido maestro, consejero y gran amigo
Aprendí tantas cosas y por ello lo bendigo
Los golpes de la vida con él he sobrevivido
Miro al espejo y veo este rostro envejecido
Son tantos los caminos que ya he transitado
Años inclementes ya se me han acumulado
Miro hacia atrás y así apreciar lo aprendido
Ricardo Valenzuela
Gran enemigo del hombre es la alabanza
Poderosa seducción a la que sucumbimos
Aún ante ese peligro siempre la exigimos
Sustituto barato para fuerza y templanza
Con ella creemos evitar esos cataclismos
Que siempre pensamos existen en la vida
No entendemos que son solo una medida
De esa desconfianza en nosotros mismos
Que gran dolor es esta ausencia
Cuando nos dice ya nunca, jamás
Y nos condenan al ya no volverás
Ya nunca más tener su presencia
Y será inútil mantener la paciencia
Tampoco servirá el querer perdonar
Solo nos quedará el dolor y recordar
Ya no valdrá dinero ni la indulgencia
Ricardo Valenzuela (1998) La belleza de un buen día solo dura Lo que quiera ese sol tan arrogante Pues la luz de la luna no es bas...
