Ricardo Valenzuela
Ella era bella pero también impía
Provocadora única y profesional
Gran tentación siempre imparcial
La gran agitadora que todo fingía
Conocerla era la aventura sombría
Penetrar una la región tan incierta
Donde habita la esperanza muerta
Inhóspita región tan gris y muy fría
Ella nunca esperó le llevaran flores
Tampoco esas palabras incendiarias
Solo las caricias vagas y millonarias
Pues vendía pasiones nunca amores
Proveedora de ese especial misterio
Ella jamás conoció la moral ni pureza
Su vida era solo el acumular riqueza
Aun sufriendo ese doloroso cautiverio
Y tampoco ofrecía alguna esperanza
Ella surtía consuelo a ese agraviado
Al hombre triste y muy desesperado
Con placer le daba algo de confianza
Energía para el que estaba cansado
Al inseguro siempre algo de certeza
Al débil inyectaba especial fortaleza
Lo hacía sentir que no existe pecado
Pero la mujer sensible en ese tablado
Perdía control de tantos sentimientos
Sería atrapada en extraños aposentos
Cayó en su trampa se había enamorado
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