Ricardo Valenzuela
La mujer que es un ser de una celestial belleza
Su cabello azabache tan negro como esa noche
Ojos que nunca me miraron con algún reproche
Su limpia sonrisa delatando toda su gran pureza
Esas manos que de niño me tocaban la cabeza
Mujer que cuando nací dulcemente me arrullaba
Su voz que suavemente el camino recto señalaba
Palabras dulces y siempre llenas de gran certeza
Conocí la mujer con esa hermosura que embelesa
Las mujeres portadoras de contornos tan salvajes
Que caminan con gracia y la agresión de los oleajes
Al fijarme su mirada era una invitación con sutileza
Pero el hombre quiere hermosura con fortaleza
Esa fortaleza que solo cierta mujer es poseedora
Pero no las explosiones de una furiosa gladiadora
Solo fuerza del cimiento apoyada con su gentileza
Las mujeres han llevado a hombres a esa grandeza
Para juntos escalar aquellas alturas siempre soñadas
Los estimulan a invadir otras regiones inexploradas
Con dirección logran sacar esas fuerzas de flaqueza
Hay beldades por las cuales perdemos la cabeza
Nos convierten en esos tristes monos de titiritero
Nos gritan, nos empujan y nos ordenan el sendero
Pero cuando el hierro se dobla nunca se endereza
Que hacer para que los dos sexos vivan sin bruteza
En el circo sexual en el que tantos quieren imponer
Si los hombres y mujeres nunca se pueden entender
Con los todes este circo será el palacio de la vileza
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