Ricardo Valenzuela
Diosa que yo vi con admiración y delirio
Entre las mujeres más bellas y benditas
La más bella en un jardín de margaritas
Diosa a la que cada noche enciendo lirio
Diosa entre tantas santas la más divina
Diosa residente en el bosque durmiente
Quien lograba yo me sintiera impaciente
Propietaria de luz de amor bella y prima
Ha pasado tanto tiempo, pero no olvido
Y aún en medio de esta gran desolación
Yo sigo siendo esclavo de esta sinrazón
Espero y todavía mantengo tibio el nido
Todavía espero su presencia que invoca
Imaginar los hermosos palacios dorados
Y su cabellera los mantuviera enredados
Solo mendigo otro dulce beso de su boca
Esa diosa a la que tanto habré venerado
Esa ausencia mantiene abierta mi herida
En el fondo de mi ser una vela encendida
Diosa ausente por la que tanto he llorado
Y enfermo no puedo ni conciliar el sueño
Llega la noche y me deprime, me espanta
Me invade el dolor que hiere y me levanta
Al pensar que de su amor ya no soy dueño
No puedo aceptar finalmente la he perdido
No puedo aceptar ese no verla nunca mas
Porque me parte el alma ese nunca, jamás
Ahora soy portador del alma de un afligido
Al amanecer siento mi corazon ya sin latido
Pero aun así doy gracias por haberlo vivido
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