Ricardo Valenzuela
La miré a través de la ventana
Del convento en aquellas lomas
Siempre cerca de bellas palomas
Un día frio, nublado era mañana
Mujer que sentí siempre emana
Belleza que siempre aniquilaba
A su paso ese rosal marchitaba
Al pasar detenía aquella fontana
Estaba cerca y a la vez tan lejana
Cercana el corazon me palpitaba
Y lejana seguro que ella limitaba
Corrían los días, mes y la semana
De una mirada feroz y casi tirana
Labios rojos y con ellos musitaba
Con una voz dulce que debilitaba
Y mi sangre se desbocaba insana
Abrí ese portón con una rondana
Caminé con aquellos largos pasos
Para tomarla luego en mis brazos
Así olvidarme de votos y la sotana
No pudo el velador ni la guardiana
Salvarla de un hombre tan atrevido
Allí fue mía así ella lo había querido
Me dijo me has hecho una profana
Y cabalgamos a esa sierra lejana
Una cabaña más allá de la llanura
Cabalgando dulcemente murmura
Te esperaba ahora seré tu sultana
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