Ricardo Valenzuela
La vi pasar a través de mi ventana
Su cabellera volando con el viento
Su hermosura me dejó sin aliento
Era la divina aurora de mi mañana
Su caminar era el de una soberana
La más hermosa de esas criaturas
Música divina de bellas partituras
La muñeca hecha de fina porcelana
Agua pura y cristalina de la fontana
La más sublime de todas las mujeres
Aquel celestial poema que tu leyeres
El más selecto arte que todo engalana
Pero de inmediato la sentí tan lejana
Para algún mortal y simple campirano
El gran soñador siempre tan cotidiano
Yo era plebeyo y ella la gran soberana
Pero yo sabía que el amor todo allana
Que los sueños sean las oportunidades
Y convierte aspiraciones en realidades
Ante peligros sigue y nunca se amilana
Estaba tan lejos y yo la sentía cercana
Una mirada de ella me sentía vencedor
Con la siguiente me armaba ya de valor
Decidí cortar aquella flor bella y lozana
Sentí lo que un verdadero amor dimana
De inmediato esta aventura sería sellada
Una vida plena, sublime en larga jornada
Ella es de mis naves y mares la capitana
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