Ricardo Valenzuela
Vida, a veces me llevaste por la senda equivocada
Grandes triunfos y también derrotas consecuentes
Que yo siempre te exigí con mis pasos impacientes
Nunca entendí que era mí ruta y siempre espinada
En mi soberbia siempre pensé eras tu mi carcelera
Que tú eras quien dibujabas los mapas de mi ruta
En el casino de vida siempre aceptaba tu permuta
Pero era solo calabozo que con ceguera yo erigiera
Levantamos lejos una enorme fortaleza amurallada
Para alejarnos del mundo tantos hombres ofuscados
Purgatorio donde esperan turno llorando sus pecados
Aposento de hombres necios y tanta gente devastada
Me diste fortuna y permitiste mi conducta desquiciada
Me llevaste luego a un mundo de aventuras excitantes
Planté mis huellas profundas, para algunos alarmantes
Me derribabas, pero yo me paraba como fiera intoxicada
Me diste amores siempre fluyendo con fuerza de cascada
Muchos fueron aventuras bellas, especiales, impactantes
Pero también hubo otras que fueran cadalsos ambulantes
Pero el juntar regular, bueno, malo, fue mezcla apropiada
Me diste siempre vino en borbotones de forma ilimitada
Provocabas luego me invadiera aquella euforia seductora
Sumergías mi conciencia frente alguna oferta tentadora
Y como huracán dejaba siempre la sentencia promulgada
Me diste días de luz cuando un sol radiante me tocaba
Me diste otros de cielo gris, fríos y viento amenazante
Me diste noches largas, oscuras, de silencio lacerante
Otras de dulce paz y una bella luna llena me arrullaba
Recorrí todo el mundo siempre por la ruta inapropiada
Buscando aquel elixir secreto, milagroso y omnipotente
Y dibujar mi mundo en el cual yo fuera el único regente
Pero, al tenerlo entre mis manos como el agua resbalaba
Crucé pantanos malolientes de tierra sucia, enzoquetada
Transité interminables desiertos de una arena calcinante
Subí sierras en noches oscuras, frías, y aroma intoxicante
Al bajar me sentí cansado pues mi fuerza estaba minada
No fue el destino quien me sirviera esta vida complicada
Siempre libre para escoger las rutas que quería transitar
Pero sería yo mismo quien lo sembrado debería cosechar
Victorias o derrotas, evaluación muy justa bien calificada
Navegué contigo aquel mar rugiente de tormenta inusitada
Y te pagué con errores, decepciones el alto precio del pasaje
Pero cansado alcancé la bella playa con la fuerza de mi oleaje
Vida, ya no te debo ni me debes, nuestra cuenta está saldada
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