Saturday, August 30, 2025

Vida, cuanto me diste

 Ricardo Valenzuela

American cowboy in leather jacket and hat with rifle and pistol sitting in  chair on sunset on ranch | Premium AI-generated image

Vida, a veces me llevaste por la senda equivocada

Grandes triunfos y también derrotas consecuentes

Que yo siempre te exigí con mis pasos impacientes

Nunca entendí que era mí ruta y siempre espinada

 

En mi soberbia siempre pensé eras tu mi carcelera

Que tú eras quien dibujabas los mapas de mi ruta

En el casino de vida siempre aceptaba tu permuta

Pero era solo calabozo que con ceguera yo erigiera  

 

Levantamos lejos una enorme fortaleza amurallada

Para alejarnos del mundo tantos hombres ofuscados

Purgatorio donde esperan turno llorando sus pecados

Aposento de hombres necios y tanta gente devastada

 

Me diste fortuna y permitiste mi conducta desquiciada  

Me llevaste luego a un mundo de aventuras excitantes

Planté mis huellas profundas, para algunos alarmantes

Me derribabas, pero yo me paraba como fiera intoxicada

 

Me diste amores siempre fluyendo con fuerza de cascada

Muchos fueron aventuras bellas, especiales, impactantes

Pero también hubo otras que fueran cadalsos ambulantes

Pero el juntar regular, bueno, malo, fue mezcla apropiada

 

Me diste siempre vino en borbotones de forma ilimitada

Provocabas luego me invadiera aquella euforia seductora

Sumergías mi conciencia frente alguna oferta tentadora

Y como huracán dejaba siempre la sentencia promulgada

 

Me diste días de luz cuando un sol radiante me tocaba

Me diste otros de cielo gris, fríos y viento amenazante

Me diste noches largas, oscuras, de silencio lacerante

Otras de dulce paz y una bella luna llena me arrullaba

 

Recorrí todo el mundo siempre por la ruta inapropiada

Buscando aquel elixir secreto, milagroso y omnipotente

Y dibujar mi mundo en el cual yo fuera el único regente

Pero, al tenerlo entre mis manos como el agua resbalaba   

 

Crucé pantanos malolientes de tierra sucia, enzoquetada

Transité interminables desiertos de una arena calcinante

Subí sierras en noches oscuras, frías, y aroma intoxicante

Al bajar me sentí cansado pues mi fuerza estaba minada

 

No fue el destino quien me sirviera esta vida complicada

Siempre libre para escoger las rutas que quería transitar

Pero sería yo mismo quien lo sembrado debería cosechar

Victorias o derrotas, evaluación muy justa bien calificada

 

Navegué contigo aquel mar rugiente de tormenta inusitada

Y te pagué con errores, decepciones el alto precio del pasaje

Pero cansado alcancé la bella playa con la fuerza de mi oleaje

Vida, ya no te debo ni me debes, nuestra cuenta está saldada

 

 

 

 

 

 

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