Ricardo Valenzuela
Zarpé del puerto porque yo era marinero
A conquistar aquellas tierras en la lejanía
Esas remotas regiones que nadie conocía
Pues también siempre he sido aventurero
Y quería siempre ser único y el primero
Y comandé una nave que se extraviaba
Una tormenta de conducta ya agraviaba
Creí yo podía controlar lo que no tolero
Soltaba el timón en medio del aguacero
Cuando esa tormenta crecía y arreciaba
Mi vela maestra con las olas se rasgaba
Nave herida que apuntaba al desfiladero
Pero era soberbio, muy terco y altanero
No aceptaba que el mar ya me devoraba
Ni que aquella asesina ola me arrastraba
Y llevaba mi buque hacia el precipitadero
Soberbio no acepté había perdido sendero
El mar no cedía y se iniciaba mi naufragio
Pero de repente me llegaba aquel presagio
Pues además de marino era gran guerrero
La borrasca no sería mi azote ni justiciero
Su fuerza era infinita, era de la naturaleza
Mis armas fe, acción y municiones entereza
Y descubriría que mi voluntad era de acero
Luché sin descanso y el timón me obedecía
Firme apunté hacia el puerto de esperanza
Noches negras, frías, sin perder templanza
Y vi el faro y luz del puerto que me sonreía
Hay hombres que antes de su último aliento
Sacan fuerzas de lo que piensan ya no había
Y hacen ese esfuerzo y trascienda último día
Con su mano pueden ver coronado el intento
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