Ricardo Valenzuela
Todos buscamos la elusiva felicidad
Sin realmente conocer su definición
Y nos sumergimos con esa obsesión
Y así perdemos valores y moralidad
La convertimos en la gran finalidad
Dominados por esa negra ambición
Para luego ocultar nuestra intención
Y poder actuar con gran naturalidad
Después caemos en una mezquindad
Que lleva siempre a esa destrucción
Sin importarnos esa maldita agresión
De lo que es la correcta espiritualidad
Y así ignoramos esa responsabilidad
Con lo que nuestra alma se alimenta
Y que verdaderamente complementa
El deber de una verdadera solidaridad
Y surgen profesionales en la actividad
El que se disfraza como gran justiciero
Pero en realidad es solo el vil bandolero
Pero siempre rezando con solemnidad
Blanden siempre la bandera de bondad
Porque ellos van a diario a su confesión
Rosario, ave maria y tienen ese perdón
Y seguir expandiendo toda su calamidad
Y llegará el momento de esa viscosidad
Para así mostrar su verdadera intención
Claramente veremos su diabólica filiación
Así conoceremos esa diabólica sociedad
Ellos nos acusarán de haber sido infelices
También dirán que equivocamos el camino
Nosotros seguimos el del pobre peregrino
Porque jamás quisimos ser sus meretrices
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