Ricardo Valenzuela
Que bella es mi tierra con ese desierto
Con esos montes de pastos, las pitayas
Esos bajíos de palos verdes y de sayas
Siempre sería mi horizonte tan perfecto
Ese lugar que para algunos fue incierto
Aquellos hombres que no lo conocieron
Porque ellos llegaron vieron y se fueron
Pensando que aquí todo estaba muerto
Y los que se quedan harán lo correcto
Los enfrenta y claramente les advierte
No te quedes si solo no puedes valerte
O si planeas actuar siempre encubierto
Tierra hermosa con un cielo de precepto
El paraíso donde no existen las conjuras
Progresa el que no busca las curvaturas
Y maneja su vida como ese libro abierto
Yo en ella nací en medio de un concierto
Donde me enseñaron siempre a respetar
A tender la mano para nunca despreciar
A quien trabaja y falla solo por inexperto
A nunca claudicar ante algún desacierto
Siempre levantarme de cualquier caída
Pues siempre será la verdadera medida
Del hombre fuerte caminando a lo cierto
Aquí nunca hemos tenido un presupuesto
De ese gobierno que quiere apersogarnos
No queremos que lleguen para ordenarnos
Lo haremos sin ellos pues es nuestro huerto
Donde solo hablamos nuestro propio dialecto
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