Ricardo Valenzuela
La conocí una noche en la posta del camino
Iluminó mi senda que ya estaba tan oscura
Se convirtió en mi cielo, mi aire y mi locura
Y sometió mi voluntad como lo hace el vino
Era muy alta, elegante caminaba cual felino
Sus ojos azules como ese cielo en primavera
Distinguida, segura, inteligente, aventurera
Faro de luz y capitana de mi andar genuino
Yo era un hombre, maduro y de gusto fino
Me enamoré solo al verla así, simplemente
Me rescataba del pasado hacia el presente
Como una fuerza celestial que así intervino
Caminó hacia mí seria y me dijo; yo adivino
Que nosotros conjugaremos muchos sueños
Haremos un pacto y unir nuestros empeños
Dame tu mano que ahora serás mi peregrino
No desconfíes que es algo que yo dictamino
Iremos juntos y seré tu obediente pasajera
Sin mi fe tan grande yo nunca me atreviera
Es lo que siento y mi sentimiento es genuino
Ahora yo te doy la mano y serás mi beduino
Y nuestro recorrido nunca será algo casual
Los dos sabemos será bello y trascendental
Porque el sentimiento es potente y cristalino
Así sería toda la vida de un amor clandestino
También gran acierto de un hombre demente
Un amor que todavía continúa vivo y vigente
Amándola sigo siendo su obediente inquilino
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